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Las Sociedades médicas coinciden en que la superioridad de los tratamientos tópicos ha quedado bien establecida y, sin embargo, todavía se usan en exceso los orales.
Madrid-10/02/2014
Por vía tópica
No cabe duda de la superioridad de la vía tópica en el tratamiento de la otitis externa (también conocido vulgarmente como oído del nadador y cuya prevalencia aumenta en verano), y la mejora del tratamiento pasa por limitar el uso de antibióticos orales, según Josep María Cots de la Semyfc (Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria).
De hecho, el Dr. Caballero (Hospital Clínico de Barcelona), alerta de que "la mayoría de otitis se curarían sin tratamiento, pero con él se consigue una recuperación más rápida y con menos sintomatología. "España es uno de los países en los que más se abusa de la antibioterapia sistémica. Ante estas otitis es muy habitual no realizar el diagnóstico diferencial entre otitis externas y medias", que sí serían "tributarias de tratamiento antibiótico oral".
Así, no sólo se prescribirían orales en detrimento de los tópicos, sino que, en ocasiones, "se combina la vía oral y tópica de forma absurda. Son varios los estudios, y alguna revisión, los que demuestran que la vía tópica es muy superior a la oral ", advierte Niceto Gómez, de la Sociedad de Médicos de Atención Primaria (Semergen). La consecuencia no sólo sería un incremento de resistencias y de efectos secundarios, también un peor cumplimiento y, sobre todo, una menor eficacia.
Inercia terapéutica
¿De dónde vendría entonces su excesiva indicación? Una buena parte, se derivaría de un erróneo intento de prevenir problemas mayores, dado que se trata de un proceso cuyas manifestaciones clínicas, de dolor e inflamación, pueden ser muy llamativas. También habría una cierta inercia terapéutica, apunta el Dr. Bárcena, de la Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG), dado que antes de las quinolonas en gotas, el tratamiento tópico estaba contraindicado en perforaciones del tímpano.
Aun con todo, el tratamiento oral también está indicado ante procesos más severos o en determinados pacientes más vulnerables, como inmunodeprimidos y diabéticos, "pero estos casos son la excepción, no la norma", concluye Cots. |